miércoles, 8 de febrero de 2012

La Meditación

La siguiente es una pequeña nota sobe la "meditación" inspirada en Osho profesor de filosofía y maestro espiritual, escritor de multiples libros. Osho presentó a la meditación no sólo como una práctica sino como un estado de consciencia que es mantenido en todo momento, una total consciencia que despierta al individuo del sueño de las respuestas mecánicas condicionadas por las creencias y expectativas.


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La meditación es LÚDICA

La meditación no es algo propio de la mente, sino algo que está más allá de ella. Y el primer paso es asumir una actitud lúdica frente a la medita­ción. Si no lo haces, la mente la transformará en otro viaje del yo y te tornará muy serio. Comenzarás a pen­sar: "Soy un gran meditador. Soy más sagrado que el resto de la gente, mientras que todo el mundo es terre­nal, soy religioso, soy virtuoso." Es esto lo que les ha sucedido a miles de así llamados santos, moralistas, puri­tanos: solamente están jugando jue­gos del yo.

La meditación es CREATIVA

Hasta ahora, has vivido de determi­nada manera. ¿No te gustaría vivir de otro modo? Hasta ahora, has pensado en cierta forma. ¿No te gustaría algu­na nueva vislumbre en tu ser? Enton­ces, manténte alerta y no escuches a la mente. La mente representa al pa­sado que permanentemente intenta controlar tu presente y tu futuro. Es el pasado muerto que sigue controlando el presente vivo. Simplemente, toma conciencia de esto.

¿Pero cuál es la manera? La mente lo hace con su método. Dice: "Si no me prestas atención, no serás tan eficiente como yo. Si repites lo antiguo, puedes lograr mayor eficien­cia, porque ya lo has hecho antes. Si emprendes algo nuevo, no puedes ser tan eficiente." La mente sigue hablan­do como un economista, como un ex­perto en eficiencia. Sigue diciendo: "Esto es más fácil de hacer. ¿Por qué hacerlo de la forma dificultosa? Ésta es la vía que ofrece menor resisten­cia."

Recuerda: siempre que tengas dos opciones, dos alternativas, elige la nueva. Opta por la más difícil, aquella en la cual sea necesario un mayor co­nocimiento. A costa de la eficiencia, elige siempre el conocimiento, y ge­nerarás una situación en la cual se ha­ga posible la meditación. 

Sé menos eficiente pero más crea­tivo. Deja que éste sea el motor. No te preocupes demasiado por los fines utilitarios. Más bien, recuerda siem­pre que no estás aquí, en la vida, para transformarte en una mercancía. No estás aquí para convertirte en una uti­lidad con escasa dignidad. No estás aquí nada más que para volverte más y más eficiente. Estás aquí para tor­narte más y más vivo. Estás aquí para hacerte más y más inteligente. Estás aquí para volverte más y más feliz. Pero esto está to­talmente alejado de los caminos de la mente.

La meditación es INACCIÓN

Cuando la gente viene y me pre­gunta "¿Cómo hago para meditar?", yo le respondo: "No es necesario pre­guntar cómo se medita. Pregunta có­mo hacer para permanecer libre de ocupaciones..
Cuando no estás haciendo nada, la energía se desplaza hacia el centro, se instala en el centro. Cuando estás ha­ciendo algo, la energía se dirige hacia afuera. Actuar es una forma de salirse de uno mismo. No actuar es una for­ma de entrar en uno. Las ocupaciones son un medio de escape.

El hombre es ignorante y ciego, y quiere seguir siéndolo, porque le pa­rece que volverse hacia el interior es como entrar en un caos. Y así es. En tu interior, has generado un caos. Tie­nes que salir a su encuentro y superar­lo. Se requiere coraje: coraje para ser uno mismo, y coraje para meterse dentro de uno mismo. Pero la gente que se queda en la parte exterior, ya sea con cosas terre­nales o no terrenales, pero igualmente con ocupaciones, piensa... y ha dado origen a un rumor a su alrededor: tie­nen sus propios filósofos, que dicen que, si eres un introvertido, de alguna manera estás enfermo… constituyen la mayo­ría.

La meditación es ser TESTIGO

La meditación comienza por sepa­rarse de la mente, por ser un testigo. Ésta es la única manera de separarse de algo. Si estás mirando hacia la luz, naturalmente, una cosa es segura: tú no eres la luz; eres quien está miran­do la luz. Si estás observando las flo­res, una cosa es segura: tú no eres la flor; eres el observador.

La contemplación es la clave de la meditación. Contempla tu mente. No hagas nada: ni repetir un man­tra, ni repetir el nombre de Dios. Só­lo observa lo que la mente hace. No la perturbes, no la obstaculices, no la re­primas; no emprendas nada por tuparte. Limítate a ser un observador. Y el milagro de la contemplación es la meditación. A medida que observes, lenta, lentamente, la mente se vaciará de pensamientos. Pero no te estás quedando dormido; estás cada vez más alerta, más consciente.

Cuando la mente se vacía por com­pleto, toda tu energía se transforma en una llama de despertar. Esta llama es el resultado de la meditación. Así que puedes decir que la meditación es otro nombre de la contemplación, del ser testigo, de la observación, sin emitir juicio ni evaluación alguna. Sólo por medio de la contemplación, saldrás de inmediato de la mente...

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La meditación es un SALTO

Nunca puedes ir más allá de la mente si sigues utilizándola. Tienes que dar un salto, y la meditación im­plica ese salto. Y no se la puede tornar lógica; no se la puede reducir a la razón. Tienes que experimentarla. Así que intenta esto: no pienses en ella; intenta, trata de ser testigo de tus propios pensamientos. Siéntate, relajado, cierra los ojos, de­ja fluir tus ideas como fluyen las imá­genes en una pantalla. Obsérvalas, míralas, hazlas tus objetos. Surge un pensamiento: contémplalo profundamente. No pienses en él; sólo obsér­valo. Si empiezas a pensar en él, no serás testigo: habrás caído en la tram­pa.
Hay afuera una bocina. Surge una idea: "está pasando un auto"; o ladra un perro, o algo sucede. No pienses en ello; sólo contempla la idea. El pensamiento ha surgido, ha tomado forma. Aunque sea por un solo instan­te, si eres capaz de observar el proce­so de pensamiento sin pensar en él, habrás aprendido a ser testigo y ha­brás ganado algo al serlo. Es un gus­to, un gusto diferente del pensar (to­talmente diferente).

La meditación es el PASO

La meditación es un estado natural, que hemos perdido. Es un paraíso perdido, pero el paraíso puede ser re­cuperado. Mira a los niños a los ojos... Míralos y verás un gran silen­cio, una inocencia. Cada niño viene con un estado meditativo, pero debe ser iniciado en los caminos de la so­ciedad: hay que enseñarle a pensar, a calcular, a razonar, a discutir; hay que enseñarle las palabras, el lenguaje, los conceptos. Y lenta, lentamente, pierde contacto con su propia inocencia. Se contamina, es corrompido por la so­ciedad. Se transforma en una maqui­naria eficiente; deja de ser un hombre.

Todo lo que se necesita es recupe­rar ese espacio una vez más. Alguna vez lo conociste, así que, cuando te acercas a la meditación por primera vez, te sorprendes, pues un gran sen­timiento surgirá en ti como si lo hu­bieras experimentado previamente. Y esa sensación es real: lo has vivido antes, pero lo has olvidado. 

La meditación es INTELIGENCIA

Mantén una mirada profunda den­tro de tu mente: fíjate cuáles son sus motivaciones. Cuando haces algo, busca de inmediato la motivación pues, si ésta se te escapa, la mente se­guirá engañándote y diciéndote que la motivación es otra. 

Por ejemplo: lle­gas a casa enojado y golpeas a tu hijo. Tu mente dirá: "Es por su bien, para enseñarle a comportarse." Esto es una racionalización. Busca más profunda­mente... Estabas enojado y buscabas a alguien con quien pudieras enfurecer­te. No podías pelearte con el jefe de la oficina, pues él es demasiado fuerte para enfrentarlo: sería un riesgo, ade­más de un peligro desde el punto de vista económico. Necesitabas a al­guien indefenso. Ahora, como este ni­ño está totalmente indefenso, depende de ti; no puede reaccionar, no puede hacer nada, no puede pagarte con la misma moneda. No podrías encontrar una víctima más perfecta.
Reflexiona: ¿estás enojado con el niño? Si lo estás, quiere decir que la mente te está embaucando.

La mente te engaña permanente­mente, las veinticuatro horas del día, y tú contribuyes a ello. Entonces, al final, te sientes miserable y te ganas el infierno. Busca en todo momento la motivación correcta. Si puedes encon­trarla, la mente tendrá cada vez me­nos posibilidades de engañarte. 

La mente es un mecanismo, carece de inteligencia. La mente es una com­putadora biológica, ¿cómo podría ser inteligente? Tiene cierta habilidad, pero no tiene inteligencia; tiene una utilidad funcional, pero carece de conciencia. Es un robot; funciona bien, pero no debes escucharla dema­siado, pues entonces perderás tu inte­ligencia interior. Entonces, es como si le estuvieras pidiendo a una máquina que te guiara, que te conduciera. Se lo estarías pidiendo a una máquina que no tiene en sí nada original: no puede tenerlo. Ni una sola idea de la mente es original; siempre es una repetición. Observa: siempre que la mente afirma algo, fíjate que te hace entrar en una rutina. Intenta hacer algo nuevo, y de esa manera disminuirá el poder de do­minación de la mente sobre ti.
Quienes de alguna manera son creativos siempre pueden transfor­marse sin dificultad en meditadores, mientras que quienes carecen de crea­tividad en sus vidas lo encuentran muy difícil. Si tienes una vida repeti­tiva, la mente tiene demasiado control sobre ti: no puedes alejarte de ella, por temor.


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La meditación es RELAJACIÓN

La meditación es una pausa, un descanso total, una completa deten­ción de toda actividad: física, mental, emocional. Cuando te tomas un des­canso tan profundo, nada se agita en tu interior. Cuando abandonas toda acción en sí, como si estuvieras me­dio dormido a pesar de estar despier­to, llegas a saber quién eres. De re­pente, se abre la ventana. No se la puede abrir con esfuerzo, pues el es­fuerzo genera tensión, y ésta es la causa de todas nuestras desdichas. Por esta razón, es muy importante comprender esto: la meditación no es un esfuerzo.

La meditación es ser el AMO

La sociedad no podría existir sin el lenguaje; necesita de él. Pero la exis­tencia no. No estoy diciendo que de­bas existir sin el lenguaje. Tienes que usarlo. Pero tienes que ser capaz de encender y apagar el mecanismo de verbalización. Cuando existes como un ente social, es necesario el meca­nismo del lenguaje. Pero, cuando es­tás a solas con la existencia, debes ser capaz de apagarlo. Si no puedes ha­cerlo, continúa funcionando y no pue­des detenerlo. Entonces, te transfor­mas en un esclavo de este mecanismo. La mente debe ser un instrumento, no el amo.

Cuando la mente se transforma en el amo, se produce un estado no me­ditativo. Cuando el amo eres tú, cuan­do el amo es tu conciencia, hay un es­tado meditativo. Entonces, la medita­ción implica transformarse en el amo del funcionamiento de la mente.

La meditación es TRANSFORMACIÓN

Si sientes una gran resistencia ha­cia la meditación, esto simplemente indica cuán profundamente pendiente estás de que suceda algo que modifi­que toda tu vida. Temes volver a na­cer. Has puesto tanto de ti en tus vie­jas costumbres, en la antigua persona­lidad, en la vieja identidad... Meditación es nada más que tratar de purificar el propio ser, tratar de re­frescarse y rejuvenecer, tratar de vol­verse más vivo y más consciente. Si temes la meditación, significa que le tienes miedo a la vida, que le temes al estado de conciencia, y la resistencia se produce porque sabes que, si entras en estado de meditación, es seguroque algo sucederá.

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