Ya son varios los centros que están impartiendo cursos de yoga para niños, donde es posible encontrar alumnos incluso menores de cinco años en actitud de meditación o practicando alguna asana. Según los instructores, el yoga no sólo ayuda a los niños a desarrollar fuerza, flexibilidad y equilibrio; sino que además les permite mejorar su postura y capacidad de concentración, los relaja y aumenta su autoestima.
Entre relatos de animales, naturaleza y magia transcurren las clases de yoga infantil, disciplina que está conquistando cada día a más niños y a la que se le reconocen múltiples beneficios a nivel físico y emocional. Ana María Schmidt es instructora para niños en Yogashala, uno de la docena de centros capitalinos que están iniciando a los más chicos en la mística de esta disciplina de origen indio. Según explica, el yoga con niños no es distinto del que se practica con adultos, lo que varía es la metodología de enseñanza. "A los más chicos, hasta los siete años, se les enseña a través de cuentos, y con eso se va trabajando en las distintas asanas. Con los más grandes se trabaja a través de juegos, porque son más activos. Eso sí, siempre evitando la competencia porque el hacer sentir a alguien ganador puede generar frustración en el resto".
Más allá de los ejercicios, añade, también se busca entregarles una espiritualidad especial. Que sientan que practicar yoga no es lo mismo que hacer deporte. "La clase parte con una invocación y el canto de mantras. Es una forma de que vayan entrando en este mundo y reconozcan que cada uno tiene dentro una energía que le da la vitalidad".
Ana María aclara que se trabajan las mismas posturas que con los adultos, pero no se hacen las más complicadas. "No por un tema estructural, de hecho cuando niño es cuando más flexibles somos, sino para evitar sentimientos de frustración en caso de no poder hacer desde un comienzo las posturas complejas. Empezamos con ejercicios básicos de equilibrio y suelo, y en lugar de llamarlos en sánscrito como es habitual, se los enseña en español para que los recuerden. De a poco se va aumentando el grado de dificultad".
Aunque puede haber variaciones según el instructor, en general las clases siguen un hilo conductor que parte con la invocación y sigue con la práctica, y luego el pranayama o respiración, y al final la relajación.
Carolina Burques, educadora de párvulos de la Universidad Católica e instructora del centro Yoga Mukti, incorporó el yoga en el jardín infantil donde trabajaba, motivada por los beneficios que la disciplina le había reportado en su vida personal. "Con sólo tres años los niños pueden concentrarse en su respiración, tratando de escuchar su ritmo cardiaco, y empezar a ejercitar posturas". Dice que en el caso de los más pequeños se trabajan muchas actividades pero seguidas, porque su periodo de concentración es corto. "No interesa que hagan las posturas perfectas, sino que se conecten con su cuerpo y se motiven para seguir avanzando. A partir de los ocho años se trata de que mantengan las posturas por más tiempo y las perfeccionen".
No hay una edad preestablecida para empezar a practicar, pero la mayoría de los centros ponen como mínimo los tres años. Amrita Kaur Khalsa, instructora en los métodos Kundalini y Hatha, sostiene que mientras antes se inicien mejor, y que a partir de los 14 años pueden incorporarse a clases de adultos. "Las clases de niños son más cortas, entre 45 minutos y una hora, pues tienen menos capacidad de concentración. El yoga implica un estado de tranquilidad y silencio que al principio les cuesta, pero de a poco lo van desarrollando y eso les permite trabajar mejor".
Energía y relajación
Varios son los beneficios asociados al yoga, desde que alinea la columna hasta que aumenta la concentración. Macarena Kojakovic, formada en Yogashala y en la escuela del maestro B.K.S. iyengar en India, se apronta a publicar "Yoga para niños", libro en el que explica por qué practicarlo es bueno para los niños. "El yoga surge como un espacio para que los niños, sometidos a constantes presiones, recuperen la energía. Es también una instancia para tomar conciencia de sus cuerpos, conectarse con la respiración y relajarse. Esto, a partir de un sistema de ejercicios, técnicas de respiración y meditación que mejoran la salud, tonifican el cuerpo y llevan a un estado de equilibrio y armonía".
Ventajas del yoga infantil
A juicio de las instructoras estos son los beneficios más notorios en los niños que practican yoga.
Mejoran la postura: Los seres humanos somos asimétricos, en tanto usamos un lado del cuerpo más que el otro, lo que lo desequilibra. Los niños tienden a comprimir la columna y encorvarse, lo que hace que el sistema respiratorio funcione mal, pierdan resistencia y se cansen más rápido. El yoga los ayuda a alinear su postura, sacar los hombros hacia atrás, abrir el pecho y elongar la columna. Esto también incide en la personalidad, "ya que al abrir el pecho se abre también el corazón", dice Macarena Kojakovic.
Aprenden a respirar: Al dominar la respiración se dominan también las emociones y temores. Eso los ayuda a conectarse con su interioridad, a centrarse en ellos y percibir su estado corporal, mental y emocional. El ser humano respira 16 veces por minuto, lo ideal es bajar a la mitad para activar la intuición y un estado de tranquilidad.
Desarrollan flexibilidad: La práctica de las distintas posturas mejora la elongación de los niños, y los ayuda a recuperar la flexibilidad que tenían cuando eran más pequeños.
Aumentan su autoestima: El trabajar con la postura del cuerpo también incide en cómo el niño se para frente al mundo. En tanto toman conciencia de sus cuerpos, sienten más confianza en sí mismos, y eso les da seguridad. Se van dando cuenta de que si son capaces de hacer los ejercicios, y que si no les resultan, nadie se va a reír, porque en la clase no hay espacio para la burla ni para la competencia.
Incrementan la concentración: Aprenden a poner atención a lo importante y a aislarse de las distracciones del entorno, lo que es beneficioso para su desempeño escolar.
Desarrollan técnicas de relajación: Aprenden a soltar cuerpo y mente y centrarse en la inactividad. Eso les permite liberar estados de ansiedad y estrés.
Para muchos estos beneficios tienen directa relación con la constancia en la práctica. "El yoga es más completo que cualquier deporte y puede producir cambios importantes, pero exige continuidad", dice Amrita Kaur Khalsa.
Carolina Burques advierte que el yoga es para todos, no sólo para los niños con mayor elongación. "No se trata de ser más o menos flexible, sino de que conozcan su cuerpo, lo controlen, y sean capaces de desarrollar lo que les falta". A modo de consejo para los padres, dice: "Deben ser sabios para ver si sus hijos están preparados para el yoga. Eso no quiere decir que la disciplina no sea adecuada para sus hijos, pero sólo que no es el momento".
Fuentes: http://meditaryvidaninos.blogspot.com
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