Hace unos años se publico un estudio al que rapidamente accedi en los archivos de la web a cargo de cientificos britanicos donde se describia que el aprendizaje de un segundo idioma ayuda a desarrollar una parte del cerebro encargada de la fluidez verbal. Esto se comprobo despues de los primeros avances a cargo de Ellis, 1996; Gardner,1996; Jensen, 1996: Jonson Laird, 1990; Calvin, 2001 que demostraron que nuestro cerebro está neurológicamente preparado para aprender mediante una determinacion geneticamente preprogramada que incluye la capacidad de aprender los cincuenta y dos sonidos de los lenguajes universales, su entonación y sintaxis. Cuando aprendemos, nos " ponemos al tanto " y / o actualizamos lo que nuestro cerebro ya tiene almacenado (Jensen 1996: 6).
Los niños activan esta capacidad al ser expuestos a su primera lengua y, luego al aprender una segunda en edad temprana, siguen el mismo patrón en lo que se refiere a la adquisición de vocabulario y construcciones complejas. En la primera infancia su necesidad de comunicarse se satisface con la emision de palabras que aunque erradas, transmiten un mensaje.
Por eso, llaman la atencion las investigaciónes realizadas por expertos del University College de Londres (UCL) y publicadas en la revista Nature que indicaron que las personas bilingües poseen "más materia gris" en la parte inferior de la corteza cerebral parietal. El efecto, descubierto a través de complejos escáners de funcionamiento cerebral, es aún más notable cuando el segundo idioma se aprendió antes de los cinco años de edad y que cuanto más tiempo espera la persona para aprender un nuevo idioma, menos modificaciones sufre el cerebro.
La "materia gris" del cerebro está compuesta principalmente por "cabezales" de nervios, que son responsables del procesamiento de información. En cambio, la "materia blanca" está compuesta por finos filamentos o "axones de neuronas", que se ocupan de los procesos de transmisión de información. Los expertos saben desde hace tiempo que el cerebro posee la habilidad de cambiar su estructura como resultado de la estimulación, un efecto también conocido como "plasticidad", Pero aún no queda completamente claro cuán "plástico" puede ser el cerebro.
Sin embargo, la nueva investigación británica demuestra que el aprendizaje de nuevos idiomas puede tener un gran impacto en la estructura cerebral, especialmente en niños pequeños. Los estudios con escáners realizados a la densidad de la "materia gris" cerebral en la parte inferior de la corteza parietal mostraron evidencias de que esa materia era mayor en personas bilingües que en aquellos que sólo hablan un idioma. Los efectos fueron "significativamente mayores" en el hemisferio izquierdo del cerebro, y aun más en las personas bilingües que aprendieron el segundo idioma a temprana edad.
Para los científicos, los efectos del aumento en la densidad de la materia gris podrían surgir de una predisposición genética o por una organización estructural inducida por la experiencia. "Nuestros hallazgos sugieren que la estructura del cerebro humano se alteró por la experiencia de adquirir una segunda lengua", explicó Mechelli a Nature. Además, aclaró que la relación entre la densidad de la materia gris y los resultados de habilidad verbal podría reflejar un "principio estructural-funcional" más general que se extendería aun más allá del lenguaje.
Por otro lado, aprender idiomas es la mejor gimnasia cerebral que existe, ya que no sólo proporciona la capacidad de comunicarse con otros, sino previene demencias seniles como el Alzheimer, aseguró un panel de expertos en Washington.
Durante la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), los investigadores indicaron que los estudios realizados con individuos en diferentes etapas de aprendizaje, desde los bebes hasta los adultos, han demostrado que las personas bilingües tienen mayores capacidades de concentración y aprendizaje.
"Dicen que los niños que tienen dos idiomas parece que lo tienen más confuso pero eso no es así, ya que desde muy pequeños aprenden a separar los idiomas y evitan las interferencias", señaló la doctora María Teresa Bajo, del departamento de psicología experimental de la Universidad de Granada.
Los idiomas tienen estructuras diferentes y requieren estructuras cognitivas diferentes, aseguró, pero está demostrado que los niños que aprenden dos idiomas, ya sea castellano y catalán, que tienen una raíz común, o sean dos idiomas totalmente diferentes, inglés y francés, tienen la memoria activa en todo momento. Esto beneficia a la capacidad de concentración a la hora de realizar una tarea cuando hay otros que interfiere la atención, y ayuda a desarrollar más algunas partes del cerebro.
Según explicó, los niños bilingües son capaces de cambiar de un idioma a otro sin dificultad y a diferencia de quien aprende un idioma de adulto, que tiene que dejar de pensar en uno para centrarse en el otro, ellos mantienen abiertos los dos canales. Alternar entre las lenguas permite a las personas bilingües ejercer sus mentes de manera más eficaz que las personas que hablan un solo idioma, aseguró. "Los niños bilingües son capaces de alguna manera de negociar entre la competencia de las lenguas, lo que incrementa sus habilidades cognitivas y les hace más capaces a la hora de realizar varias tareas a la vez", señaló.
Pero no sólo ser bilingüe, sino también aprender un idioma de adulto puede ayudar a retrasar los efectos del envejecimiento, según explicó la doctora Ellen Bialystok, profesora de Psicología de la Universidad de York en Toronto (Canadá).
Bialystok mostró los resultados de un estudio realizado con 450 pacientes con Alzhemier. La mitad había hablado dos lenguas la mayor parte de su vida y el resto sólo una y encontró que, a las personas que hablaban más de un idioma empezaron a mostrar los síntomas y se les diagnosticó la enfermedad entre 4 y 5 años más tarde.
La doctora coincidió en señalar que una de las razones por las que el bilingüismo es un potente mecanismo de protección de los síntomas de demencia es que mantienen el cerebro activo. "Son como un gimnasio para el cerebro", dijo.
Pero Bialystok señaló que no hace falta ser bilingüe para disfrutar de los beneficios que aportan los idiomas ya que incluso aunque se empiece a estudiar a los 50 años o a edades en las que es poco probable que se llegue a ser bilingüe "se está contribuyendo a una reserva cognitiva a través de actividades muy intensas", dijo.
Los estudios neuronales de las personas bilingües abren una nueva vía para identificar las partes más débiles del cerebro en los adultos a la hora de aprender un idioma y potenciarlas. En la Universidad de Maryland, los científicos estudian la forma de identificar a los adultos que serían buenos candidatos para dominar un nuevo idioma según explicó la directora adjunta del Centro de Estudios Avanzados de Lingüística, Amy Weinberg. También están desarrollando métodos para ayudar a mantener y mejorar las habilidades lingüísticas en adultos.
Los panelistas señalaron que otras actividades como completar pasatiempos como sudokus o sopas de letras también ayudan, pero los idiomas son un de las maneras más completas de mantener el cerebro en forma.
Fuentes:: Nature, EFE
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